Evelyn wrote:Hablar ahora del oro de los Incas me parece algo ridículo. Me recuerda a una parte de la historia del Perú.... Es como cuando nosotros mismos nos preguntamos cuando se fregó el Perú???? Cuando no invertimos bien el dinero que nos dio la explotación del guano, pero eso ya pasó, no haríamos nada con lamentarnos sobre algo que ya fue hace rato... igual sucede con el oro de los Incas, y decirles a los españoles que que mal invirtieron esa fortuna que se tiraron ya está demás.... ya fue.... ya pasó, ni en mil vidas ahora nos podrían pagar toda esa nota.
Yo creo que lo mejor y más saludable es pensar en el futuro, mejorar el futuro teniendo en cuenta los errores cometidos, eso es lo que yo creo. Hablemos de cosas positivas y constructivas, no del pasado para lamentarnos ni hacernos escarnio unos de otros sino para aprender y mejorar.
Estimada Evelyn.
Permíteme disentir con todas y cada una de tus palabras respecto a este tema.
A mí sienta muy bien que tengas amigos españoles y que quieras quedar bien con ellos, pero ésta discusión nada tiene que ver con los amigos, si son buenos o males, porque ni los españoles ni los peruanos ni los argentinos de hoy en día tenemos mucho que ver con lo que significó el holocausto americano. O sea, estamos discutiendo sobre la historia, no estamos juzgando a nadie, o en todo caso sí, se está juzgando la actitud del Reino de España, y no la del Sr. Pazos.
Mira, yo te cuento cuando se "fregó" el Perú, fue cuando el Gral. San Martín les facilitó la independencia del Imperio Españolñ. Creo que eso lo sabes bien, y que tu pregunta es retórica. Respecto al oro, claro que no pertenecía al Perú, porque el Perú no existía en épocas de los Incas, sino que pertenecía a la tierra, y da la casualidad que parte de esa tierra forma parte de lo que hoy es el Perú.
Pero no sólo eso. Debes conocer el caso de Potosí, en el hermano país de Bolivia. Potosí fue en sus tiempos más próspera que Nueva York y que París; más laboriosa que Frankfort o Detroit. Había en Potosí un sistema de cerros que eran puramente de plata. Sí, sí, lo que oíste: cerros de plata (Galeano, Eduardo. Las venas abiertas de América Latina) España explotó Potosí hasta acabar los cerros: se llevaron toda, absolutamente toda la plata que había. Cuando se acabó el recurso, se acabó el Potosí. Hoy en día no es más que una villa perdida en el altiplano.
Tú crees que lo mejor es olvidar la historia, dejar que esas cosas pasen desapercibidas... Hacer como si nada hubiese ocurrido, como si los españoles y los aborígenes hubieran festejado una gran comilona y después ¡pum! se acabó la plata, que se le va a hacer... Tapemos el pasado, o pongamoslo en una caja de zapatos bien arriba en la alacena, cosa que no nos acordemos de él ni nosotros ni nuestros hijos ni nuestros nietos, dejemos que los conquistadores se vayan en sus carabelas y enterremos los muertos nosotros, con nuestra ignorancia y nuestra indiferencia.
Porque no se habla únicamente de recursos materiales, sino de recursos humanos. No sólo del saqueo, sino de la esclavitud a la que se sometió a los pueblos libres de Sudámerica. La mita para extraer la plata del Potosí, porque como tú sabes, el español de aquellos tiempos era demasiado fino como para agachar el lomo y tomar un pico para extraer recursos ajenos para el beneficio propio. La matanza de indios en América por parte de los colonizadores fue el mayor holocausto de la historia de la humanidad, al menos lo conocido por el hombre. Pero claro, Evelyn, estimada, mejor es mirar hacia el futuro, olvidar todo eso, limpiar la conciencia o la inconciencia, entregar el pasaporte visado cuando quieras viajar a Cádiz, y cuidado con quedarte un par de días más allí que de inmediato eres ya una inmigrante ilegal, una rumana, una peruana, una argelina, una turca, lo mismo da.
Olvidemonos de todo, Evelyn, sigamos nosotros en el mundo de abajo, sometidos como sometieron a los que poblaron estas tierras, agachando la cabeza cuando te piden el pasaporte, de la misma manera que el indio la agachó cuando sintió el látigo. Metamos nuestro orgullo en un lugar oscuro y poco concurrido, por no decir directamente en el culo, y contemplemos a los del mundo de arriba justificarse con naufragios, malos tratos comerciales, guerras, regalos a los cardenales y demás inconsistencias económicas y morales.
Olvidarse de todo lo que pasó no es mirar hacia el futuro. Es caminar ciego hacia un abismo al que lo llaman como tal. Mirar para atrás, comprender la historia de los pueblos, asumirla y luchar por un futuro mejor es la forma de progresar.
Recordar es la única forma de que nunca más se repitan los holocaustos.
Wilmer B.